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Cómo entrenar a tu Dragón: Crítica

Basada en la novela infantil de Cressida Cowell, Cómo entrenar a tu Dragón es la más reciente cinta de DreamWorks Animation y, hay que decirlo, tras varias realizaciones con poca sustancia como Monsters vs Aliens, Madagascar 2 o el mismo Shrek 3, este nuev intento, sin ser un clásico, emana mucho más frescura e innovación que los anteriores.

Hipo es el protagonista de la historia, un atípico héroe de diez años que nos llevará a comprender una vez más, al estilo de El Principito, que ser adulto es más una maldición que algo digno de orgullo.

Huérfano de madre, el pequeño es el narrador de una historia que se desarrolla en Berk, tierra vikinga ancestralmente asolada por dragones; una villa enclavada en una montaña con una historia muy vieja pero muchas casas nuevas, ya descubrirán por qué. Durante años, los habitantes del lugar han combatido a las bestias lanza fuego, teniendo en ello no sólo un objetivo, sino incluso la actividad principal de este pueblo, habitado por hombres y mujeres tan musculosos que el vikingo de Armor All luce escuálido.

Hipo es, para seguir con la línea de moda, un completo anti héroe; no tiene altura, músculo, habilidad ni fuerza, sin embargo combate esta falta de dones con mucho entusiasmo, mismo que no es del total agrado de su padre, quien para colmo de males, es el líder de la aldea.

Por azares del destino, Hipo tendrá la oportunidad, como bien devela el nombre de la cinta, de relacionarse con un dragón e incluso entrenarlo, para descubrir, como sucede con nosotros, los hombres, las verdaderas bestias de este mundo, que nuestra relación con los animales pudiera ser menos agresiva y mucho más simbiótica. El problema para Hipo es cómo se lo demuestra a una comunidad que por naturaleza ha sido enemiga mortal de los dragones y peor aún, cómo se lo dice a su padre con quien la relación no es nada tersa a causa de, como sucede en muchas familias de la vida real, la comunicación entre las dos generaciones no fluye como debiera.

La fiera que Hipo tiene que domar es bautizada como Chimuelo e inevitablemente recuerda a Stitch, no sólo en forma sino en fondo, teniendo una personalidad harto agresiva pero dulce a la vez… cual peligroso niño de tres años. Esta reminiscencia ocurre porque Chris Sanders, director de la película, es el artista modelador de Stitch.

La cinta es brillante en su colorido, ágil, novedosa; y cuenta con el siempre interesante encanto de ver en pantalla a estas criaturas míticas que siempre han fascinado a las audiencias. Si bien el producto está pensado para niños, el ritmo de la historia facilmente engancha a los adultos que por momentos olvidarán que están viendo una aventura animada y se dejarán llevar por la narración.

Un buen trabajo de DreamWorks Animation para las vacaciones de primavera, el mejor proyecto de sus últimos años, lo que nos hace pensar que a futuro, tal vez pueda dar verdadera batalla a Pixar, que hay que decirlo, hoy le lleva años luz en apariencia y contenido de sus productos.

La cinta se ofrece en 2D y 3D y como siempre, salvo Avatar, he de decir que la tercera dimensión no aporta nada salvo la novedad y algunos toques interesantes, por lo demás es bastante molesta, incluso para los pequeños que deben cargar durante 98 minutos, los estorbosos lentes.

Es altamente probable es que Cómo entrenar a tu Dragón sea una de las contrincantes a mejor cinta de animación en la próxima entrega de la Academia, aún cuando Shrek 4 viene en camino… aunque aún sin verla, casi puedo apostar que Toy Story 3 será el oponente a vencer.

Nos videamos.